¿Curaté?

06.12.2017

Lo conseguimos. Habíamos encontrado la planta silvestre de Kimar, después de años de búsqueda. Era igual a la de la fotografía del libro que compramos en el barrio chino. El té que producían sus hojas ayudaría a recuperar la visión de mi ojo izquierdo, la cual desapareció de la noche a la mañana, hacía ya un lustro. Entusiasmados, hervimos agua para la infusión, y, aunque era hedor lo que desprendían aquellas hierbas, merecía la pena beberla. O nos equivocamos de planta o la información que leímos era falsa. Eso le dijo el forense a mi marido una vez examinado mi cadáver.  

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